Vomito verde, son las bilis. Desde que un viejo verde es Al Gore luchando contra el cambio climático, en lugar de un señor que al mirarte los muslos babea y farfulla, odio ese color. Acosada por lo verde, he deseado ser daltónica. Estaba a punto de concienciarme sobre el medio ambiente y los problemas del planeta -las dos grandes preocupaciones de los consumidores según cualquier estudio de mercado que se precie- pero George Clooney me ha salvado de la alienación.
Que Siena Miller, Bisbal, la Hilton o Blair se presten a segar el césped con los dientes en pos de la causa, ni fu ni fa. Sólo suman nombres famosos a la infinita lista de aprovechados. Pero nombrar a Clooney consejero de una futura empresa de energía renovable del gigante suizo Swatch Group, mentor del Smart amén de superrelojero, me impulsa a declinar la invitación de arrimarme al medio ambiente a través de la bragueta. El salvapantallas por excelencia va a salvar el mundo integrado en el círculo del poder. El actor, pagado por Omega -marca de Swatch-, pretende reconvertir el calentón de las viejas verdes en materia orgánica. Transformar la energía consumida en fantasías eróticas. Me niego a que me haga la fotosíntesis. Antes cortarse las venas con la etiqueta de papel reciclado que garantiza el uso de algodón orgánico, que dejar que el vampiro de Hollywood trasfusione mi sangre por clorofila. Si resisto la verde navidad y la verde campaña electoral que se avecinan, es que no merecía morir por un quítame allá esas pajas.
martes, 23 de octubre de 2007
Ya no quiero ser verde
Por coser y cantar
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1 comentario:
Querida ¿de verdad practicas lo de vieja verde o es una pose????Prefiero no comentar lo de que vomitas verde, en bilis....c
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